PAUTAS GENERALES PARA  LAS MAÑANAS DE LUNES A VIERNES (II)

Estos horarios deben adaptarse a la distancia del centro a la casa, a los horarios de los progenitores, a si el cuidador es otra persona, a si la estancia es con los abuelos, a si cogen o no ruta de autobús, pero como podréis comprobar, sólo van a cambiar las horas manteniéndose las rutinas.

Ponemos como ejemplo esta rutina:

7:50 – Suena el despertador (se comprará a cada niño un despertador si puede ser con una esfera en la que se vean las manecillas de un reloj, que se colocará a una distancia moderada del lugar en el que duermen e igualmente un despertador que nos ayudará con la hora de levantarse). Les explicaremos a nuestros hijos que se levantarán cuando suene su despertador para apagarlo y que cuando suene comienza el día y ellos son ya mayores y nosotros confiamos en ellos. A las ocho de la mañana ya debemos estar levantados.

Vamos a procurar no comenzar el día todos nerviosos y retroalimentando un estrés innecesario. Si queremos que nuestros hijos sean autónomos y aprendan a hacer las cosas ellos mismos, debemos tener en cuenta que necesitan su tiempo. En esta rutina hemos calculado una hora para hacer todo pero, ¿Qué pasa si mi hijo/a es muy lenta/o? Pues que deberemos levantarlos/as un poco antes. Al principio puede ser un poco complicado que se adapten y adaptarnos pero pronto los niños/as aprenderán sus rutinas y nos sorprenderán necesitando cada vez menos tiempo o disfrutando del tiempo que necesitan.

8:00 – Haremos el desayuno, debemos desayunar bien y nosotros le ayudaremos (si saben hacerlo solos, les dejamos con la recomendación a través de nuestro ejemplo y de guía verbal de ir guardando y dejando en su sitio todo lo que usen): leche con cacao, cereales, tostadas, fruta (vamos a intentar evitar la bollería industrial). Durante el desayuno no podremos coger los móviles, ni consolas, ni habrá televisión. Deberemos terminar de desayunar a las 8:20 y para eso ya comenzamos a señalar en nuestro reloj dónde estarán las manecillas cuando tienen que haber terminado.

8:20 – Es el momento de aseo, nos lavamos bien los dientes, la cara, nos cepillamos pelo y pasamos a vestirnos. La ropa siempre se deja preparada el día anterior para no perder tiempo durante la mañana en pensar qué nos vamos a poner. Así evitamos discusiones y los niños tendrán todo preparado: pantalones, jersey, calcetines, zapatillas.

Ahora viene otro momento complejo: “es que mi hijo/a tarda una eternidad en vestirse, y a mí no me cuesta nada y en un momento hemos terminado”. Es verdad, es más cómodo para nosotros pero ¿no creéis que así cada vez se harán más perezosos y tardarán más en ser autónomos? Les dejamos que se vistan y les decimos que tendrán que estar arreglados cuando las manecillas de nuestro reloj estén en el sitio horario que elijamos “cuando las manecillas estén aquí, 8:40 ya tienes que haber terminado, vale?!”. Pero, ¿Qué pasa si no se ha vestido? Tenemos dos opciones, dejarlo como esté y que él vea que no hay enfado ninguno, que se le alaba que lo ha intentado y que cada día lo hace mejor pero que se va a ir así a la escuela y no pasa nada, que hablaremos con los profes y les avisaremos de que estamos trabajando para hacernos mayores o la segunda opción: les ayudamos a terminar de vestirse alabando lo bien que lo están haciendo y lo orgullosos/as que tienen que estar de conseguir lo que consiguen y que seguro que mañana lo harán mucho más rápido y mejor. La primera opción suele tener una eficacia total: ellos no se esperan que seamos capaces de llevarlos en pijama al colegio y cuando ven que sí somos, comienzan a desarrollar una velocidad de vértigo en el tema de vestirse por las mañanas.

8:40 – Estamos terminados y preparamos la merienda del colegio (se evitará de nuevo bollería, galletas, etc. También zumos y batidos que no sean naturales. Se aconseja durante la semana alternar: Bocadillo, yourgt, fruta, frutos secos, bizcocho/galletas).

8:50 – Ya estamos preparados para salir, cogemos la mochila (la mochila, al igual que la ropa, se dejará preparada la noche de antes).

Si nos queda tiempo (es normal que no nos quede en los primeros momentos): podemos hacer las camas o recoger un poco nuestra habituación, sacar al perro, regar una maceta, etc.

Durante estos momentos nosotros animaremos a nuestros hijos reforzando lo bien que están haciendo, lo que están consiguiendo y que nos se preocupen si tienen sueño o si van muy lentos porque cada día lo harán mejor.

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