VIOLENCIA FILIOPARENTAL: CUANDO LOS HIJOS SON LOS AGRESORES EN CASA.
“Lo habíamos visto en televisión algunas veces, sí en ese programa que había: “hermano mayor, eso…”, pero no pensábamos que viviríamos en casa una situación como la que veíamos en la tele”. “Nuestra casa es una película de terror, gritos, tira cosas, pega a las paredes, nos insulta sistemáticamente”. “Cuando me cogió del cuello y me pegó y empujó a su madre al suelo vi en sus ojos que ya no era nuestro hijo. No sé en qué momento se ha convertido en lo que es”. “Le hemos dado todo lo que nos pedía, no le exigíamos nada más que lo justo. Pero ella sólo quería su teléfono y sus amigas y que “no le comiéramos la oreja”. Jamás pensé que mi hija me pondría la mano encima, que destrozaría mis cosas por placer. No hay cosa más horrible que tener miedo a un hijo”.
¿Te reconoces en alguna de estas situaciones? La violencia se caracteriza por un patrón continuado de actitud impropia e intimidatoria con o sin contacto físico que produce un malestar continuado en la persona que lo padece y una repetición de la conducta en la persona que la lleva a cabo.
Al igual que la violencia de género, la violencia filioparental es otro tipo de violencia que habitualmente tiene lugar en la intimidad del hogar y que por sus características mismas, ser los menores los agresores (o mayores de edad) los hijos/as, suele mantenerse en secreto por vergüenza o miedo al que dirán o a la sensación de haber fracasado como padres.
Lejos de la realidad, la violencia no es causa ni problema de quien la padece: es el violento el que tiene que solucionar un problema de adaptación y conducta y desde IPSE trabajamos con él/ella y con pautas con los padres para intentar revertir su conducta violenta en una que le sirva para la vida familiar y en sociedad.